Qué hacer en Las Vegas: los 10 mejores planes

Vi­si­tar Las Ve­gas es to­da una ex­pe­rien­cia. Tam­bién co­no­ci­da co­mo Sin City –o la ‘ciu­dad del pe­ca­do’ en es­pa­ñol– por su his­to­ria de ma­fias y apues­tas, no po­drás ne­gar que la ca­pi­tal mun­dial del en­tre­te­ni­mien­to des­pren­de un atrac­ti­vo único.

La ciu­dad ofre­ce al via­je­ro mu­cho más que má­qui­nas tra­ga­mo­ne­das, me­sas de pó­quer y ca­pi­llas con imi­ta­do­res de El­vis ofi­cian­do bodas.

Más allá de los tó­pi­cos, Las Ve­gas se ha con­ver­ti­do por de­re­cho pro­pio en uno de los des­ti­nos tu­rís­ti­cos más po­pu­la­res del planeta.

Las Ve­gas Bou­le­vard atra­vie­sa la ciu­dad de nor­te a sur.

Co­no­ci­da en to­do el mun­do co­mo el fa­bu­lo­so Strip, es­tá re­ple­to de lu­jo­sos ho­te­les-ca­sino que re­crean las ca­lles de Nue­va York, un tem­plo ro­mano o la To­rre Eif­fel de Pa­rís.

Así po­drás via­jar a cual­quier par­te del mun­do sin te­ner que aban­do­nar es­ta gran ave­ni­da que re­bo­sa de ac­ti­vi­dad las 24 ho­ras del día.

Pe­ro es que en su in­te­rior, los ca­si­nos cuen­tan con atrac­cio­nes que van des­de bar­cos pi­ra­tas has­ta gran­des mo­nu­men­tos egip­cios, pa­san­do por es­pec­tácu­los cir­cen­ses y mag­ní­fi­cos jar­di­nes tropicales.

¡Oye! ¿Quién tie­ne tiem­po pa­ra las má­qui­nas tra­ga­pe­rras con tan­tas co­sas que ver aquí?

En es­te ar­tícu­lo te pro­pon­go diez co­sas qué ha­cer en Las Ve­gas. Una guía de los me­jo­res pla­nes úni­cos pa­ra vi­si­tar la ca­pi­tal del de­sier­to en Es­ta­dos Unidos.

10 cosas que hacer en Las Vegas

Emo­cio­nan­tes ex­pe­rien­cias, no­ches que mez­clan el jue­go con el lu­jo más ex­tra­va­gan­te y ac­ti­vi­da­des pa­ra des­car­gar adrenalina.

Ya co­no­ces el di­cho: “lo que pa­sa en Las Ve­gas se que­da en Las Vegas”…

Pe­ro tú no ha­gas ca­so: ¡dis­fru­ta, com­par­te en tus re­des so­cia­les y sé la en­vi­dia de ami­gos y familia!

1. Recorrer Las Vegas Strip

Ani­ma­da a to­das ho­ras, la gran ave­ni­da Las Ve­gas Strip, tam­bién co­no­ci­da co­mo la fran­ja de Las Ve­gas o Las Ve­gas Bou­le­vard, cru­za el cen­tro de la ciu­dad de nor­te a sur y a sus la­dos se le­van­tan mu­chos de los ho­te­les te­má­ti­cos más gran­des del mun­do, así co­mo los fa­mo­sos ca­si­nos que se­gu­ra­men­te ha­brás vis­to en mul­ti­tud de películas.

Ho­te­les opu­len­tos e in­men­sos, ca­da no­che to­dos ellos pre­sen­tan sus pro­pios es­pec­tácu­los de fa­ma mun­dial. ¡No te pier­das re­co­rrer el Strip a bor­do de una li­mu­si­na, la me­jor ma­ne­ra de con­ta­giar­te de su ani­ma­do ambiente!

Hay ca­si­nos en to­da la ciu­dad, pe­ro el Strip, el tra­mo sur de Las Ve­gas Bou­le­vard, con­cen­tra la ma­yo­ría de ellos. No te pier­das los gran­des ho­te­les ca­sino, de­co­ra­dos con lu­jo­so cui­da­do y aten­ción a los de­ta­lles pa­ra crear una at­mós­fe­ra de fan­ta­sía. Pue­des en­trar en ellos pa­ra cu­rio­sear –y ju­gar en el ca­sino, cla­ro– aun­que no te alojes.

Los ca­si­nos de Las Ve­gas a me­nu­do tie­nen nom­bres y una te­má­ti­ca que evo­can el amor, el mis­te­rio y los des­ti­nos le­ja­nos. Ca­mi­nar a lo lar­go del Strip es una op­ción di­ver­ti­da y sen­ci­lla ya que los ca­si­nos es­tán muy pró­xi­mos unos de otros. En la ma­yo­ría de los ca­sos, los ho­te­les es­tán co­nec­ta­dos en­tre sí ya sea por un puen­te o por el me­tro o, en el ca­so del Ex­ca­li­bur, Lu­xor y Man­da­lay Bay, por un tren mo­no­raíl gra­tui­to pa­ra sus huéspedes.

Si via­jas a Las Ve­gas en ve­rano, ten en cuen­ta que ha­ce mu­cho ca­lor y no es muy ape­te­ci­ble ca­mi­nar ba­jo el sol.

2. Subir a la noria más grande del mundo

La no­ria LINQ High Roller , más al­ta que el Lon­don Eye y la Sin­ga­po­re Flyer, te ofre­ce las me­jo­res vis­tas de Las Ve­gas y su en­torno has­ta el Gran Cañón.

Des­de 167 me­tros de al­tu­ra po­drás te­ner una pri­vi­le­gia­da vi­sión pa­no­rá­mi­ca de 360° so­bre Las Ve­gas Va­lley, el Strip y sus ho­te­les. La no­ria tar­da 30 mi­nu­tos en dar una vuel­ta completa.

Cuan­do te veas flo­tan­do en una de sus 28 ca­bi­nas de úl­ti­ma tec­no­lo­gía, des­pla­zán­do­te a so­lo 1 km/​h, no po­drás evi­tar el im­pul­so de ha­cer­te un mon­tón de sel­fis so­bre­vo­lan­do la ciu­dad del pecado.

Si quie­res más di­ver­sión, ¡apún­ta­te a una fies­ta en las al­tu­ras! Re­ser­va un bi­lle­te Happy Half Hour y dis­fru­ta de ba­rra li­bre du­ran­te el via­je. Eso sí, en las ca­bi­nas con bar so­lo po­drán en­trar ma­yo­res de 21 años.

3. Acercarte al Gran Cañón

Va­le, no es­tá exac­ta­men­te en Las Ve­gas. Pe­ro el Gran Ca­ñón del Co­lo­ra­do se ha­lla tan cer­ca del Strip que ca­re­ce de sen­ti­do via­jar a Las Ve­gas y no de­di­car al­go de tiem­po a ex­plo­rar es­ta ma­ra­vi­lla de la Naturaleza.

Via­jar al Grand Can­yon des­de Las Ve­gas es fá­cil y có­mo­do. Pue­des vi­si­tar­lo en uno de los fre­cuen­tes tours en he­li­cóp­te­ro y avio­ne­ta des­de Las Ve­gas, que ha­cen el tra­yec­to en po­co más de 30 mi­nu­tos. ¡El via­je ape­nas te res­ta­rá tiem­po pa­ra apos­tar en los casinos!

Las lu­ces de Las Ve­gas no pue­den ri­va­li­zar con los co­lo­res del atar­de­cer en el Gran Ca­ñón. Así que, por muy di­ver­ti­do que sea sol­tar di­ne­ro a los mag­na­tes de los ca­si­nos, va­le la pe­na es­ca­par de la ten­ta­ción y acer­car­se a co­no­cer­lo en el me­jor mo­men­to del día pa­ra con­tem­plar la pues­ta de sol so­bre uno de los des­fi­la­de­ros más gran­des del planeta.

La in­trin­ca­da gar­gan­ta ero­sio­na­da por el río Co­lo­ra­do, es una atrac­ción geo­ló­gi­ca úni­ca que ha si­do mol­dea­da du­ran­te años. Aho­ra la tie­nes a tu al­can­ce, más fá­cil que nun­ca. No de­jes de vi­si­tar­la y llé­va­te re­cuer­dos im­bo­rra­bles.

Otra ex­cur­sión in­dis­pen­sa­ble es­tan­do en Las Ve­gas es vi­si­tar Death Va­lley —Va­lle de la muer­te—, el pun­to más cá­li­do de to­da Nor­te­amé­ri­ca. Qui­zá su nom­bre sue­ne al­go té­tri­co, pe­ro su be­lle­za es im­pre­sio­nan­te, e in­clu­so flo­re­ce en pri­ma­ve­ra. Po­drás vi­si­tar­lo con al­guno de los tours de ida y vuel­ta en el día que pa­san a bus­car por los ho­te­les del Strip. ¡No te ol­vi­des de lle­var mu­cha agua!

4. Volar en helicóptero sobre Las Vegas

¡Uno no va a Las Ve­gas si no es a gas­tar di­ne­ro! Así que per­mí­te­te una ex­tra­va­gan­cia y to­ma uno de los mu­chos tours en helicóptero .

Dis­fru­ta de la es­pec­ta­cu­lar ar­qui­tec­tu­ra de la ciu­dad y del pai­sa­je de­sér­ti­co del cer­cano Gran Ca­ñón o haz un vue­lo an­tes de ano­che­cer pa­ra te­ner una vi­sión com­ple­ta del Strip iluminado.

5. Ver las danzantes Fuentes de Bellagio y el volcán del Mirage

Las fuen­tes dan­zan­tes de Las Ve­gas, si­tua­das en el gran la­go ar­ti­fi­cial fren­te al ho­tel y ca­sino Bellagio , son to­do un es­pec­tácu­lo que ca­da día atrae a mi­les de per­so­nas. Sus pro­mo­to­res lo des­cri­ben co­mo «el jue­go de agua más am­bi­cio­so y de co­reo­gra­fía com­ple­ja ja­más concebidos».

Los po­ten­tes cho­rros de agua bai­lan y se ilu­mi­nan de no­che y ex­plo­tan en una fu­sión de luz y mú­si­ca, que va des­de la ópe­ra a las me­lo­días de Broad­way. El re­per­to­rio mu­si­cal que in­clu­ye éxi­tos de Mi­chael Jack­son, Frank Si­na­tra, El­vis, los Beatles o El­ton John.

Con pa­ses fre­cuen­tes tam­bién du­ran­te el día, el me­jor mo­men­to pa­ra ver las fuen­tes Be­lla­gio en ac­ción es al atar­de­cer y por la noche.

Y no, no es ne­ce­sa­rio es­tar alojado en el ho­tel: el show se pue­de dis­fru­tar gra­tis to­dos los días del año des­de la calle.

Ade­más de vi­si­tar su ele­gan­te ca­sino, en Be­lla­gio pue­des en­trar a ver el jar­dín bo­tá­ni­co y su in­ver­na­de­ro de cris­tal, tan im­pre­sio­nan­tes co­mo sus fuen­tes. El jar­dín tie­ne tan­tas plan­tas de to­do el mun­do que se ne­ce­si­tan 140 hor­ti­cul­to­res pa­ra man­te­ner­lo, así co­mo pa­ra pre­pa­rar las ex­po­si­cio­nes te­má­ti­cas que cam­bian ca­da tem­po­ra­da. Los ex­per­tos tam­bién res­pon­den a las pre­gun­tas de jar­di­ne­ría de los vi­si­tan­tes a dia­rio en el conservatorio.

El Volcán del Mirage

Otro es­pec­tácu­lo gra­tui­to en Las Ve­gas es el enor­me vol­cán de los jar­di­nes del ho­tel-ca­sino The Mirage , un ho­tel ins­pi­ra­do en la te­má­ti­ca po­li­ne­sia con 3044 habitaciones.

El vol­cán del Ca­sino Mi­ra­ge pue­de ser el úni­co del mun­do que no apes­ta a azu­fre cuan­do en­tra en erup­ción: cu­rio­sa­men­te, in­va­de to­do el am­bien­te con un agra­da­ble olor a pi­ña colada…

A car­go de la sal­va­je ban­da so­no­ra, los fa­mo­sos per­cu­sio­nis­tas Mic­key Hart y Za­kir Hus­sain, que mez­clan su mú­si­ca con so­ni­dos reales de vol­ca­nes en erupción.

Ten en cuen­ta que, al igual que ocu­rre en Be­lla­gio, los es­pec­tácu­los pue­den can­ce­lar­se cuan­do so­plan vien­tos fuertes.

El es­pa­cio pa­ra ver el es­pec­tácu­lo del Mi­ra­ge gra­tis des­de el Strip no es tan am­plio co­mo en el Be­lla­gio, por lo que con­vie­ne que te ade­lan­tes si quie­res ele­gir un buen si­tio. Co­mo en las fuen­tes, tam­po­co hay asien­tos, se tie­ne que ver de pie.

Cuan­do aca­be el es­pec­tácu­lo, en­tra a ver otras atrac­cio­nes del ho­tel Mi­ra­ge, co­mo el enor­me acua­rio si­tua­do de­trás de la re­cep­ción. Es­te gran tan­que de agua sir­ve de ho­gar pa­ra 450 pe­ces que na­dan al­re­de­dor de un arre­ci­fe ar­ti­fi­cial de co­ral. El equi­po de bu­zos del ho­tel lim­pia el tan­que va­rias ve­ces por se­ma­na en la ma­ña­na tem­prano, lo que es al­go cu­rio­so de ver.

6. Experimentar la aventura

Si apos­tar en los ca­si­nos no te apor­ta el su­fi­cien­te su­bi­dón de adre­na­li­na, ¿por qué no te atre­ves con una emo­cio­nan­te ca­rre­ra en un de­por­ti­vo de lu­jo?

¿Quie­res más ac­ción? En Las Ve­gas tam­bién po­drás vi­vir ex­pe­rien­cias úni­cas co­mo lan­zar­te en ti­ro­li­na en me­dio del de­sier­to o cru­zar vo­lan­do Fre­mont Street.

Tam­bién pue­des po­ner­te a los man­dos de una re­tro­ex­ca­va­do­ra.

O su­bir­te a gran­des ca­mio­nes de obra en una sin­gu­lar zo­na de jue­gos pa­ra adul­tos en la que po­drás ma­ne­jar cual­quier ti­po de ma­qui­na­ria pesada .

7. Explorar Red Rock Canyon

Pue­de que veas las im­pre­sio­nan­tes for­ma­cio­nes ro­co­sas del ca­ñón des­de la ha­bi­ta­ción de tu ho­tel, que des­ta­can so­bre la lla­nu­ra del de­sier­to de Mo­ja­ve por sus gran­des pi­cos ro­ji­zos y pa­re­des idea­les pa­ra prac­ti­car escalada.

Pe­ro Las Ve­gas no so­lo es sus ca­si­nos.

Así que si pre­fie­res al­go de aven­tu­ra, na­da me­jor que acer­car­te has­ta Red Rock Canyon don­de po­drás ha­cer una ca­mi­na­ta o re­co­rri­do en bi­ci. O apún­ta­te en al­gu­na ex­pe­rien­cia de aven­tu­ra con trans­por­te des­de Las Vegas.

Es­ta re­ser­va na­tu­ral es­tá a po­co más de me­dia ho­ra de via­je en co­che des­de el Strip

Pue­des se­guir la ru­ta de 21 km por los mi­ra­do­res que te lle­va­rá en­tre 2 y 3 horas.

Se pa­ga un pea­je de $10 pa­ra en­trar al parque.

Qui­zá no re­sul­te tan im­pre­sio­nan­te co­mo el Gran Ca­ñón pe­ro es­tá mu­cho más cer­ca y des­de Las Ve­gas se sa­len vi­si­tas con guía a dia­rio.

Eso sí, no lo con­fun­das, por­que mu­chos lo hacen:

Red Can­yon se en­cuen­tra el oes­te de Las Ve­gas. Y al es­te, el Par­que Na­cio­nal del Gran Cañón .

8. Asombrarte con la magnificencia de la Presa Hoover

Apún­ta­te a una ex­cur­sión en español a la pre­sa Hoover.

Dis­fru­ta de su im­pre­sio­nan­te di­se­ño art de­co, con­si­de­ra­do co­mo uno de los más ele­gan­tes del mun­do.

Sus di­men­sio­nes y mag­ni­tu­des em­pe­que­ñe­cen a cual­quie­ra: aquí to­do se ha he­cho a lo grande.

La pre­sa in­clu­so sir­ve co­mo fron­te­ra en­tre los es­ta­dos de Ne­va­da y Ari­zo­na, don­de los re­lo­jes de las to­rres a ca­da la­do mar­can la ho­ra ofi­cial de los res­pec­ti­vos es­ta­dos. Ade­más, es­ta me­ga­es­truc­tu­ra ha apa­re­ci­do en pe­lí­cu­las co­mo Trans­for­mers o Su­per­man.

Le­van­ta­do du­ran­te los años de la Gran De­pre­sión y cul­mi­na­do en 1936, aún hoy, el mu­ro del La­go Mead si­gue sien­do una obra maes­tra de la ingeniería.

Un po­co más allá, po­drás aso­mar­te al puen­te de la pre­sa Hoover , otra gran proeza de la cons­truc­ción civil.

En reali­dad, su nom­bre com­ple­to es puen­te Mi­ke O’­Ca­llaghan-Pat Till­man Me­mo­rial, pe­ro ni con tan pom­po­so ape­la­ti­vo se pue­de ha­cer jus­ti­cia a es­ta es­pec­ta­cu­lar obra maes­tra ingenieril.

A 270 me­tros so­bre el río Co­lo­ra­do, es el puen­te de ar­co de hor­mi­gón más al­to del mun­do.

9. Subir a lo alto de la Torre Stratosphere

La to­rre mi­ra­dor más al­ta de los Es­ta­dos Uni­dos te ofre­ce las me­jo­res vis­tas de Las Vegas.

Tam­bién po­drás dis­fru­tar de la pa­no­rá­mi­ca so­bre el Strip des­de su res­tau­ran­te giratorio.

Si te gus­tan las emo­cio­nes fuer­tes, prue­ba las cua­tro ver­ti­gi­no­sas atrac­cio­nes de la azo­tea. Te de­ja­rán sin alien­to a más de 260 me­tros de altura.

10. Ver un espectáculo en Las Vegas

Los ca­si­nos y el pó­quer no son las úni­cas atrac­cio­nes de Las Ve­gas. Los es­pec­tácu­los en Las Ve­gas han ser­vi­do pa­ra lan­zar la ca­rre­ra de mu­chas es­tre­llas des­de la épo­ca de Rat Pack.

En la ac­tua­li­dad, la car­te­le­ra de es­pec­tácu­los de Las Ve­gas es tan am­plia que te re­sul­ta­rá fá­cil en­con­trar al­go de tu gusto.

Por ejem­plo, el mun­dial­men­te fa­mo­so Cir­que Du Solei pre­sen­ta ca­da no­che en los ho­te­les de la fran­ja, na­da me­nos que seis es­pec­tácu­los concurrentes.

To­dos im­pre­sio­nan­tes, pe­ro Kà, en el MGN Grand me re­sul­tó el más original.

Otros even­tos des­ta­ca­dos en Las Ve­gas son los es­pec­tácu­los de ma­gia de Mat Fran­co, Criss An­gel y Penn & Te­ller, o los con­cier­tos de es­tre­llas co­mo Boyz II Men, Ce­li­ne Dion o Brit­ney Spears.

A pe­sar de tan­ta ofer­ta, las en­tra­das pa­ra los es­pec­tácu­los más po­pu­la­res de Las Ve­gas se sue­len ago­tar pron­to, así que si quie­res dis­fru­tar de una gra­ta ve­la­da, re­ser­va on­li­ne tus fe­chas con antelación.

Cómo visitar Las Vegas

A con­ti­nua­ción si­guen unos bre­ves apun­tes pa­ra or­ga­ni­zar tu via­je a Las Ve­gas. To­ma nota:

Cuándo ir a Las Vegas

A no ser que po­seas una gran to­le­ran­cia a los cli­mas ca­lu­ro­sos, no es bue­na idea que via­jes a Las Ve­gas en ve­rano. Y si quie­res evi­tar las mul­ti­tu­des, lo me­jor es ir en­tre se­ma­na. Por lo ge­ne­ral, ca­si cual­quier mes del año es bueno pa­ra ir a Las Ve­gas, sin em­bar­go, ten en cuen­ta el ca­len­da­rio de even­tos ya que mu­chas ve­ces de­ter­mi­na la dis­po­ni­bi­li­dad de ca­mas y los pre­cios de los ho­te­les.

Cómo desplazarse por la ciudad

En Las Ve­gas no fal­tan me­dios de trans­por­te: des­de au­to­bu­ses de dos pi­sos a he­li­cóp­te­ros, pa­san­do por el con­for­ta­ble mo­no­rraíl de Las Ve­gas y las fa­mo­sas li­mu­si­nas.

El ser­vi­cio de bus tu­rís­ti­co de Las Ve­gas, con dos ru­tas en au­to­ca­res des­cu­bier­tos de dos pi­sos, pa­sa por to­dos los ho­te­les y pun­tos de in­te­rés y es una bue­na op­ción pa­ra ha­cer­te una pri­me­ra impresión.

Si te alo­jas en el Down­town o en otro lu­gar del va­lle, so­lo de­bes te­ner en cuen­ta que el en­torno del Strip es el que se be­ne­fi­cia de me­jo­res ser­vi­cios de trans­por­te público.

No obs­tan­te, to­das es­tas fa­ci­li­da­des con­tri­bu­yen a que mo­ver­se por Las Ve­gas re­sul­te có­mo­do y sen­ci­llo, in­clu­so aun­que ha­ga ca­lor. Por for­tu­na, hay ai­re acon­di­cio­na­do en los tre­nes del mo­no­rraíl, que ofre­ce un ser­vi­cio fre­cuen­te en­tre MGM Grand y SLS Las Ve­gas, ha­cien­do pa­ra­da en los más im­por­tan­tes ho­te­les de la franja.

A pie

Tam­bién es di­ver­ti­do pa­sear por el Strip de no­che dis­fru­tan­do de las ilu­mi­na­cio­nes, la de­co­ra­ción de los ho­te­les, el am­bien­te ge­nial y la ani­ma­ción de los es­pec­tácu­los callejeros.

Por el ca­mino pue­des con­tar los per­so­na­jes cu­rio­sos y los ca­si­nos, o lla­mar a un Uber o un Lyft si quie­res dis­po­ner de tu pro­pio con­duc­tor pa­ra ale­jar­te del centro.

Por lo ge­ne­ral, an­dar por el Strip es muy se­gu­ro y no te ve­rás so­la ya que es­tá con­cu­rri­do a to­das ho­ras, so­bre to­do el tra­mo en­tre el cen­tro co­mer­cial Fashion Show y el New York Hotel.

Dónde comer en Las Vegas

Los bu­fés li­bres son un re­cur­so muy po­pu­lar pa­ra co­mer en Las Ve­gas. Al­gu­nos ho­te­les ven­den va­les y pa­ses de 24 ho­ras pa­ra po­der co­mer en res­tau­ran­tes de la mis­ma ca­de­na, pe­ro no son na­da eco­nó­mi­cos: Buf­fet of Buf­fets, del gru­po Cae­sars, por $60 dia­rios per­mi­te de­sa­yu­nar, al­mor­zar o ce­nar en los ho­te­les Ha­rrahs, Fla­min­go, Pa­ris, Pla­net Holly­wood y Rio, y pa­gan­do su­ple­men­tos des­de $30 por per­so­na y vi­si­ta en el Bac­cha­nal Buf­fet del Cae­sars Pa­la­ce y en el Car­ni­val World & Sea­food del ho­tel Rio Las Ve­gas. Y sin in­cluir im­pues­tos ni propinas…

En mi opi­nión, es­tos bo­nos con­di­cio­nan mu­cho los ho­ra­rios y el pro­gra­ma de vi­si­tas. Hay mu­chos res­tau­ran­tes bue­nos y ba­ra­tos en Las Ve­gas, así que me­jor no ce­ñir­se a pla­nes cerrados.

Por ex­pe­rien­cia, yo no com­pra­ría nin­guno de es­tos vou­chers has­ta ver las op­cio­nes de co­mi­das que ofre­ce el ho­tel —en los de Cae­sars se in­clu­yen 2 pa­ses Buf­fet of Buf­fets por re­ser­va—, las cua­les mu­chas ve­ces no se co­no­cen has­ta la lle­ga­da. Si no las hay, en el Strip tie­nes mu­chos bu­fés con pa­ses dia­rios más eco­nó­mi­cos y la ofer­ta de res­tau­ran­tes ba­ra­tos es abrumadora.

Por ejem­plo, la úl­ti­ma vez que me alo­jé en el Ha­rrahs, me en­tre­ga­ron gra­tis un cu­pón por va­lor 100 dó­la­res por per­so­na en cré­di­to pa­ra con­su­mir en los lo­ca­les del food hall y otro adi­cio­nal de $16 al día y por per­so­na pa­ra de­sa­yu­nar en el Star­bucks del hotel.

Ade­más, al op­tar a que no me arre­gla­ran la ha­bi­ta­ción, me abo­na­ron 10 $ por día pa­ra gas­tar en el ho­tel, por lo que la su­ma to­tal su­pu­so un aho­rro con­si­de­ra­ble y bas­tó pa­ra un fin de semana.

Tar­je­tas co­mo To­tal Re­wards o To­tal Ve­gas ya no ha­cen ofer­tas en bu­fés. Son par­te del pro­gra­ma de fi­de­li­za­ción de los ho­te­les del gru­po Cae­sars —Ha­rrah’s Las Ve­gas es uno de ellos—, pe­ro sir­ven de po­co si no se han acu­mu­la­do pun­tos pre­via­men­te ya que los des­cuen­tos se ob­tie­nen al canjearlos.

Qué se puede comer en Las Vegas

La ofer­ta de ali­men­ta­ción en los ho­te­les-ca­si­nos es bas­tan­te am­plia y di­ver­sa. Ade­más de sus res­tau­ran­tes con bu­fé li­bre, tam­bién dis­po­nen de food halls con va­rias op­cio­nes pa­ra ele­gir co­mo si de un cen­tro co­mer­cial se tra­ta­se, pu­dien­do pa­gar con car­go a la habitación.

Pe­ro Las Ve­gas tam­bién nos brin­da al­gu­nas de las me­jo­res op­cio­nes de res­tau­ra­ción del país:

En cual­quier ca­so, no te preo­cu­pes por las ca­lo­rías: po­drás que­mar­las des­pués, bailando.

Pa­ra otras op­cio­nes de res­tau­ra­ción en Las Ve­gas, con­sul­ta la web de Tri­pAd­vi­sor.

Qué ropa llevar y cómo vestirse para entrar en casinos

A las mu­je­res no nos sue­len po­ner mu­chos re­pa­ros a la ho­ra de en­trar a un ca­sino o club noc­turno, pe­ro los có­di­gos de ves­ti­men­ta pue­den va­riar de uno a otro, so­bre­to­do en es­tos úl­ti­mos, así que lo me­jor es con­sul­tar­lo por in­ter­net an­tes de la visita.

En ge­ne­ral, no ha­ce fal­ta na­da so­fis­ti­ca­do y co­mo la en­tra­da a los ca­si­nos es li­bre, no sue­len preo­cu­par­se mu­cho por la apa­rien­cia (a no ser que des la no­ta, cla­ro –tie­nen mil ojos/​cámaras).

Es­ti­lo arre­gla­do pe­ro in­for­mal, in­clu­so en va­que­ros sin par­ches ni ro­tos, es lo me­jor pa­ra que te de­jen en­trar. Es­ta eti­que­ta tam­bién apli­ca a res­tau­ran­tes y espectáculos.

Pa­ra los hom­bres, lo más im­por­tan­te es ves­tir ca­mi­sa de bo­to­nes y cal­zar unos bue­nos za­pa­tos. Aun­que tam­po­co po­nen re­pa­ros en los ca­si­nos si se lle­va un atuen­do más ca­sual.

Chan­clas y ca­mi­se­tas, me­jor pa­ra cuan­do es­tés en la piscina.

Dónde alojarse – hoteles en Las Vegas

Con tan­ta ofer­ta ho­te­le­ra pa­ra ele­gir, pue­de lle­gar a re­sul­tar te­dio­so en­con­trar el ho­tel ideal en Las Ve­gas. Sin em­bar­go, en com­pa­ra­ción con otras ca­pi­ta­les de los Es­ta­dos Uni­dos, las ta­ri­fas pue­den lle­gar a ser mu­cho más ase­qui­bles gra­cias a ello.

Si vie­nes a Las Ve­gas pa­ra dis­fru­tar del ho­tel, los te­má­ti­cos —co­mo el Cae­sars Pa­la­ce o el Cir­cus Cir­cus— son una bue­na elec­ción: hay op­cio­nes pa­ra ca­da pre­su­pues­to y pa­ra ca­da ti­po de viaje.

Si bus­cas al­go más fun­cio­nal y no pla­neas que­dar­te mu­cho en el ho­tel, no­so­tras nos he­mos alo­ja­do en el Ha­rrah’s Ho­tel and Ca­sino Las Ve­gas (ha­bi­ta­cio­nes re­no­va­das en Va­lley To­wer) y en el The LINQ Ho­tel & Ca­sino, am­bos de pre­cio me­dio des­de $60 por noche.

No cuen­tan con fas­tuo­sas ins­ta­la­cio­nes y su te­má­ti­ca tam­po­co se ha­ce tan evi­den­te, lo que re­dun­da en ta­ri­fas eco­nó­mi­cas, pe­ro su ubi­ca­ción en el cen­tro de la Fran­ja de Las Ve­gas es en­vi­dia­ble. Es­tas op­cio­nes cuen­tan con to­das las co­mo­di­da­des pa­ra sa­tis­fa­cer cual­quier es­ti­lo de viaje.

Cómo ganar en el casino

Bueno, aquí no te pue­do ayu­dar. Pe­ro sí de­bo acon­se­jar­te que jue­gues con moderación. :)

En los ca­si­nos hay zo­nas don­de se per­mi­ten apues­tas ba­jas y siem­pre pue­des pro­bar for­tu­na en las tra­ga­mo­ne­das —que fun­cio­nan con bi­lle­tes— des­de 1 cén­ti­mo la par­ti­da. ¡Bue­na suerte!

Qué ver en Las Ve­gas | Top 10 en­tra­das, ac­ti­vi­da­des y tours indispensables

Experiencias populares en Las Vegas