El Gran Incendio de Londres: cómo el fuego destruyó una ciudad
Londres sufría una sequía excepcional en aquel caloroso verano de 1666. Los edificios de madera y los resecos techos de paja facilitaron la propagación del fuego que se desató en una panadería de Pudding Lane. El Gran Incendio de Londres destruyó el centro medieval durante tres días. Fue una de las mayores calamidades de la historia de la ciudad.
El Gran Incendio de Londres modificó completamente el paisaje de la capital británica. En 1666, apenas un año después de iniciarse la Gran Plaga, un gran incendio, que comenzó en una panadería de la calle Pudding Lane, se propagó por la ciudad sembrando el pánico, destruyendo miles de hogares y llenándola de escombros y desolación. Fue una de las mayores catástrofes en la historia inglesa.
Comprender el Gran Incendio de Londres
El Gran Incendio de Londres prácticamente destruyó la City of London, casco histórico de Londres, donde en aquella época habitaban poco más de ochenta mil personas, una sexta parte de la población total de la ciudad. El incendio comenzó poco después de la medianoche del domingo 2 de septiembre de 1666 en la panadería que Thomas Farriner regentaba en la calle Pudding Lane (que aún existe). Las llamas se fueron extendiendo gradualmente por una ciudad construida sobre todo en madera y la quema se dio por extinguida el día 5 de septiembre. La calamidad convirtió en cenizas el 80% de la ciudad amurallada, 44 edificios públicos resultaron destruidos, 87 iglesias, entre ellas la propia catedral de San Pablo que por aquel entonces estaba restaurando Christopher Wren, resultaron dañadas en todo o en parte, además de 400 calles, cuatro puentes sobre el río Támesis y 13.200 casas.
Tras el fatal acontecimiento se calculó que el número de víctimas había sido bajísimo: menos de 10 muertos. El balance oficial contabilizó sólo 6 muertos, aunque entre 70.000 y 80.000 personas fueron forzados a evadirse de la City, en su mayoría a campos baldíos más allá de las murallas.
Se dice que el número de muertos fue tan reducido porque la gente podía ver venir el incendio a unas pocas calles, lo que les dio tiempo a escapar. Muchos de ellos huyeron hacia el río Támesis y así consiguieron sobrevivir al desastre. Pero aún hoy se cree que el número de fallecidos podría haber sido mayor, pues los ciudadanos pobres y de clase media no se solían contabilizar en los censos de aquella época.
Un sólo culpable
Pronto se empezaron a buscar culpables del Gran Incendio, acusándose a extranjeros y católicos de propiciar la catástrofe, produciéndose linchamientos y tumultos en las calles de Londres. Robert Hubert, un relojero francés afincado en la ciudad, confiesa haber sido él quien empezó el incendio, con lo que sirvió a la ciudad como culpable de la gran quema. Murió ahorcado, pero un tiempo después se supo que estaba en el mar del Norte cuando el fuego se inició.
Causas del Gran Incendio de Londres
La estructura medieval de la ciudad contribuyó en gran medida a la propagación del fuego, pues las casas de madera se construían muy cercanas entre sí, con fachadas inclinadas hacia la vía y techumbre de paja, en unas calles muy estrechas e intrincadas. La reconstrucción de la ciudad fue comandada por el rey Carlos II de Inglaterra que ordenó, desoyendo las numerosas críticas y diseños presentados, rehacerla siguiendo la trama de calles original.
Así, el Londres que hoy conocemos, con bellas edificaciones en piedra de estilo barroco inglés, surgió de las cenizas de aquella ciudad de madera que se quemó, pero su reconstrucción mantuvo exactamente el viejo y sinuoso trazado medieval de sus calles por respeto a los derechos de propiedad.
Si pasas ante uno de los antiguos pubs de la City, fíjate en la fecha de construcción que figura inscrita en su fachada. Muchos de los locales más antiguos fueron reconstruidos a final de la década de 1660. El motivo es claro y evidente: el Gran Incendio de Londres.
Londres se quema
El fuego comenzó en una panadería de Pudding Lane la noche del domingo 2 de septiembre de 1666 y se extendió rápidamente consumiendo a su paso cientos de casas de madera con techos de paja. El incendio, cada vez más pavoroso, era avivado por el viento y el calor reinantes, y durante cuatro días llegó a arrasar gran parte de lo que hoy es la City de Londres, el centro financiero de la ciudad, hasta que se consiguió extinguir el 5 de septiembre cerca de Smithfield.
Las llamas no llegaron hasta Westminster, donde vivía la aristocracia, ni al palacio del rey Carlos II de Inglaterra, en Whitehall.
No se sabe exactamente cómo empezó el fuego, pero se cree que el origen de todo fueron unas chispas que prendieron fuera del horno de la panadería que esa noche había quedado encendido por olvido. El verano de 1666 fue especialmente caluroso y seco, las casas eran de madera y en la zona habían muchos almacenes llenos de productos inflamables como combustible, cuerdas, papel y más madera, lo que provocó la rápida propagación del fuego.
A pesar de ello, sólo se registraron seis muertes, pero se dice que fueron muchas más las víctimas fallecidas, ya que los pobres no figuraban censados y muchos cuerpos carbonizados no pudieron ser identificados.
Pérdidas
Se calcula que 13.200 casas, 87 iglesias, incluyendo la Catedral de San Pablo, cuatro puertas de entrada a la ciudad y parte de la muralla que la rodeaba, así como varios edificios públicos fueron destruidos o dañados a causa de las llamas. Gran parte fueron demolidos y otros reconstruidos.
Reconstrucción
La destrucción provocada por el Gran Incendio de Londres causó muchos problemas sociales y económicos en los años que siguieron al desastre y el rey Carlos II de Inglaterra alentó la evacuación de Londres por temor a una rebelión de los refugiados.
A pesar de que se presentaron varias propuestas para la reconstruir la ciudad, algunas algo extrañas, no se hizo mucho caso de ellas. En esencia, los nuevos diseños para la ciudad implicaban expropiaciones para abrir nuevas calles, lo cual no gustaba nada a los propietarios de los terrenos. Así que el rey optó por preservar los derechos de propiedad y hoy, el mapa de la City de Londres, sigue siendo prácticamente el mismo que antes del Gran Incendio. Se encomendaron a Christopher Wren la dirección de las obras que debían reconstruir la ciudad y diseñar algunas de las nuevas edificaciones que debían levantarse en los solares resultantes. Wren continuó con la reconstrucción de la catedral de San Pablo, seriamente afectada por el desastre, y se encargó de la reedificación de una cincuentena de iglesias que también quedaron arrasadas por el devastador incendio de Londres. Por eso muchos templos de la City siguen el mismo estilo y son muy parecidos entre sí.
Pudding Lane no es la calle del budín
Mucha gente piensa que el nombre pudding esta ligado a la palabra con la que se conoce este postre. Pero en realidad es un término medieval que se usaba en la época para referirse a las vísceras de los animales que se obtenían tras el despiece en los cercanos mataderos de Eastcheap, las cuales caían de los carros de desechos que bajaban desde la calle de los carniceros mientras se dirigían a las barcazas de residuos en el río Támesis. Por eso se conocía a esa calle como Pudding Lane, nada que ver con el budín, un nombre que se conserva en la antigüedad.
Monumento al Gran Incendio de Londres
El Gran Incendio de Londres fue un capítulo tan trágico en la historia de la ciudad, que se construyeron dos memoriales para recordarlo, uno en el lugar donde se originaron las llamas y otro donde el fuego se extinguió.
Golden Boy of Pye Corner
El Niño dorado de Pye Corner es una pequeña figura dorada que podrás encontrar en la esquina de Giltspur Street y Cock Lane (que en la época se conocía como Pye Corner), y recuerda el lugar donde se extinguieron las últimas llamas del incendio. La talla de madera recubierta de oro representa a un niño gordo (fat boy) y simboliza el pecado de la gula de los londinenses, ya que el fuego comenzó en ’Pudding’ Lane (palabra que ha referencia a un postre) y se apagó en la esquina Pye (del inglés, pie que significa torta).
The Monument
A medida que las ciudades vuelven a recibir viajeros de todo el mundo, asegúrate de consultar y cumplir todos los requisitos y restricciones para viajar a tu destino. Varían mucho y seguirán cambiando. Una forma de estar al día es consultar el mapa de restricciones de viajes por COVID-19 de la aseguradora Intermundial. Proporciona información específica del destino o según el itinerario que indiques, incluidas las normas de cuarentena a la llegada, los requisitos de pruebas y otra información que debes conocer antes de viajar.
Pero el más popular es el Monumento al Gran Incendio de Londres (Monument to the Great Fire of London, en inglés), más conocido como El Monumento (The Monument), una columna dórica diseñada por Sir Christopher Wren, arquitecto de la catedral de San Pablo a quien se encargaron las tareas de reconstrucción de la ciudad posteriores a la calamidad, rematada en un pebetero dorado simbolizando una llama de fuego, obra de Robert Hooke. Construido entre 1671 y 1677 en el cruce de Monument Street con Fish Street Hill, justo en el mismo lugar donde se encontraba la primera iglesia destruída por el fuego, el memorial tiene 61,5 metros de altura (contando la urna dorada que lo corona), medida que equivale a la distancia en pies (202) que hay desde el lugar en donde se erige hasta el emplazamiento de la panadería en la que comenzó el desastre. De hecho, se dice que si fuese colocado en horizontal, la punta dorada del Monumento señalaría el punto exacto donde el fuego se inició.