Pa­rís se ve her­mo­sa to­do el año. Pe­ro la pri­ma­ve­ra es una épo­ca es­pe­cial pa­ra vi­si­tar­la. A me­di­da que los días se ha­cen más lar­gos y cá­li­dos, la ciu­dad y sus al­re­de­do­res se lle­nan de co­lor y aro­mas. Si­gue le­yen­do y des­cu­bre cin­co ra­zo­nes por las que de­be­rías pla­near tu pró­xi­mo via­je a Pa­rís en primavera.

• La­gos idí­li­cos y tem­plo del amor, Bois de Vin­cen­nes es el ma­yor par­que de Pa­rís. Tan­to que aquí lo co­no­ce­mos co­mo el pul­món iz­quier­do de la ciu­dad. ¡No te lo pier­das es­ta pri­ma­ve­ra en París!

Escapada a París en primavera: cinco motivos

Es­ta guía reúne los mo­ti­vos. Quie­ro dar­te cin­co ra­zo­nes pa­ra vi­si­tar Pa­rís en pri­ma­ve­ra.

Se­gu­ro que en­con­tra­rás mu­chos más, pe­ro en mi opi­nión es­tas son las ven­ta­jas por las que re­co­mien­do ha­cer un via­je a Pa­rís en pri­ma­ve­ra.

¡Va­mos allá!

1. Días más largos

Los días du­ran más. Al co­men­zar la pri­ma­ve­ra se ha­ce el cam­bio al ho­ra­rio de ve­rano en to­da Europa.

La du­ra­ción del día en pri­ma­ve­ra va au­men­tan­do po­co a po­co has­ta el 21 de ju­nio, cuan­do ocu­rre el sols­ti­cio de ve­rano en el he­mis­fe­rio norte.

Es­to ayu­da a que tu via­je a Pa­rís cun­da más. Con sie­te, ocho y has­ta nue­ve ho­ras de luz so­lar ano­che­ce más tarde.

Es­te tiem­po ex­tra vie­ne muy bien pa­ra dis­fru­tar de más ex­pe­rien­cias al ai­re li­bre o sa­lir de excursión.

Yo apro­ve­cho es­tas ho­ras de sol adi­cio­na­les pa­ra pa­sear por las ca­lles pa­ri­si­nas des­pués de sa­lir del trabajo.

Una bue­na idea pa­ra dis­fru­tar de las lu­ces de la pri­ma­ve­ra re­fle­ján­do­se so­bre los edi­fi­cios pa­ri­si­nos es ha­cer un cru­ce­ro por el Se­na al atar­de­cer.

Con el buen tiem­po y los días más lar­gos, va­le la pe­na des­cu­brir Pa­rís des­de el río: un pun­to de vis­ta único.

2. Los parques y jardines lucen hermosos y coloridos

Bueno, es­to es bas­tan­te ob­vio tra­tán­do­se de la pri­ma­ve­ra, la es­ta­ción de las flo­res por excelencia.

Pe­ro des­pués de cin­co años vi­vien­do aquí aún me emo­ciono y sor­pren­do con la be­lle­za de los jar­di­nes y par­ques de Pa­rís en primavera.

Re­sul­ta muy agra­da­ble ver las plan­tas bro­tar po­co a po­co trans­for­man­do la apa­rien­cia des­nu­da del pai­sa­je in­ver­nal de las zo­nas ver­des de la ciudad.

En pri­ma­ve­ra pues ex­plo­rar la ciu­dad en bus­ca de ce­re­zos en flor en Pa­rís. Hay mu­chos si­tios de la ca­pi­tal que se ven real­men­te her­mo­sos cuan­do lle­ga la épo­ca de flo­ra­ción. Si­gue el en­la­ce pa­ra des­cu­brir mis lu­ga­res favoritos.

Y si ha­ce sol y buen tiem­po, los pa­ri­si­nos nos lan­za­mos a los par­ques pa­ra ce­le­brar­lo con un píc­nic. Aun­que aún ha­ga al­go de fresco…

3. Horario ampliado de las atracciones

Los ho­ra­rios de las atrac­cio­nes son más amplios.

El ho­ra­rio pa­ra vi­si­tar las atrac­cio­nes tu­rís­ti­cas de Pa­rís se sue­le au­men­tar a par­tir de primavera.

Es­ta es la con­se­cuen­cia di­rec­ta de que los días sean aho­ra más lar­gos. La gen­te sa­le más a la calle.

En in­vierno, las atrac­cio­nes tu­rís­ti­cas abren más tar­de y cie­rran tem­prano. En cam­bio, a par­tir de la pri­ma­ve­ra pa­san a te­ner un nue­vo ho­ra­rio ex­ten­di­do pa­ra adap­tar­se a la ma­yor du­ra­ción de la luz solar.

Son una o dos ho­ras adi­cio­na­les pe­ro re­sul­tan idea­les si vas a es­tar por po­co tiem­po, co­mo un fin de se­ma­na en Pa­rís, y quie­res apro­ve­char pa­ra ver más de un mo­nu­men­to o mu­seo por día.

Otra co­sa que ha­ce de la pri­ma­ve­ra bue­na épo­ca pa­ra vi­si­tar Pa­rís es que aque­llos lu­ga­res de in­te­rés si­tua­dos a las afue­ras de la ciu­dad, que sue­len es­tar ce­rra­dos en in­vierno, abren pa­ra la nue­va tem­po­ra­da, que por lo ge­ne­ral co­mien­za en mar­zo o abril y du­ra has­ta sep­tiem­bre u octubre.

En pri­ma­ve­ra tam­bién es bue­na épo­ca pa­ra vi­si­tar Dis­ney­land Pa­ris ya que el par­que de atrac­cio­nes sue­le sa­car bue­nas ofer­tas de tem­po­ra­da en com­pra anticipada.

4. Temporada de festivales y eventos al aire libre

La lle­ga­da de la pri­ma­ve­ra tam­bién su­po­ne el arran­que de la tem­po­ra­da de fes­ti­va­les al ai­re li­bre.

Las ga­nas de di­ver­tir­se y ha­cer co­sas con­ta­gia tan­to a Pa­rís co­mo en su región.

So­lo por ci­tar al­gu­nos im­por­tan­tes even­tos pri­ma­ve­ra­les a mo­do de ejemplo:

5. Deliciosa comida

Gas­tro­no­mía de pri­ma­ve­ra. Fran­cia es el país del buen co­mer, con es­ta­cio­nes del año bien de­fi­ni­das en su ofer­ta gastronómica.

Así que la pri­ma­ve­ra es el mo­men­to ade­cua­do pa­ra de­gus­tar una gran va­rie­dad de de­li­cias de tem­po­ra­da.

En­tre las ex­qui­si­te­ces de la gas­tro­no­mía fran­ce­sa tenemos:

• fru­tas, ta­les co­mo ce­re­zas, fre­sas o melones;
• ver­du­ras, co­mo es­pá­rra­gos o alcachofas;
• fru­tos del mar, co­mo las viei­ras, aquí co­no­ci­das co­mo Noix de Saint-Jac­ques.

Por no men­cio­nar que en pri­ma­ve­ra las te­rra­zas de los ca­fés y de los res­tau­ran­tes pa­ri­si­nos se lle­nan de gen­te y animación.

Es una de­li­cia po­der sen­tar­se en una de ellas. Bien sea pa­san­do el ra­to con un ca­fé o a me­sa pues­ta con un vino ro­sa­do en la mano.

Y es que las te­rra­zas de Pa­rís son el me­jor lu­gar don­de de­te­ner a ob­ser­var la vi­da co­ti­dia­na y el deam­bu­lar de sus gentes.

Primavera en París

Ya ves que la pri­ma­ve­ra es una épo­ca pre­cio­sa pa­ra vi­si­tar Pa­rís y Fran­cia. Por su­pues­to que ca­da es­ta­ción tie­ne su en­can­to, pe­ro la pri­ma­ve­ra en Pa­rís es mágica.

El tiem­po es agra­da­ble, las atrac­cio­nes abren más ho­ras y los par­ques y jar­di­nes de la ciu­dad es­tán en ple­na floración.

Tan­to si le in­tere­san los fes­ti­va­les, la gas­tro­no­mía o las vi­si­tas tu­rís­ti­cas,… siem­pre hay al­go que ha­cer en Pa­rís, con ac­ti­vi­da­des y experiencias pa­ra to­das las edades.

Así que, ¿por qué no re­ser­vas tu via­je a Pa­rís es­ta pri­ma­ve­ra y lo des­cu­bres por ti mismo?

Si no pue­des ve­nir en es­ta épo­ca del año, no desistas.

Siem­pre pue­des vol­ver pa­ra dis­fru­tar de la pri­ma­ve­ra pa­ri­si­na con to­do su esplendor.

O pa­ra des­cu­brir los pla­ce­res del ve­rano, del oto­ño o del in­vierno en la ciu­dad del Se­na.

Lo im­por­tan­te es ve­nir y vi­vir tu es­ca­pa­da en Pa­rís.

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